Cuando compramos una vajilla de cristal esperamos que se mantenga transparente y cristalina por el resto de nuestras vidas. Ilusos de nosotros, los vasos, copas y platos no tardan en ponerse blanquecinos del uso.
Nada tiene que ver que la vajilla sea de «buena» o «mala» calidad. Si además utilizamos lavavajillas este efecto se acrecenta.
La culpa la tienen los productos que utilizamos para limpiarlos y la cal del agua. Juntos dan ese aspecto raído a nuestras copas y platos.
Pero este falso aspecto de viejo tiene los días contados con el siguiente truco que os vamos a enseñar. Con un poco de vinagre, jabón y agua caliente podemos hacer un preparado que devolverá el esplendor a nuestros cacharros de cocina.