Todo el mundo sabe las consecuencias de tener la presión arterial alta. Si esta se mantiene durante mucho tiempo, el riesgo de sufrir ataques cardiacos, accidentes cerebrovasculares o insuficiencia renal y cardiaca aumenta.  El problema es que se trata de una enfermedad que no tiene síntomas, la única manera de averiguar si la padecemos es acudiendo periódicamente al médico y realizando los clásicos chequeos.

Entre los factores de riesgo relacionados con dicha afección encontramos los antecedentes familiares, el género, ser mayor de 60 años, los niveles de estrés, el sobrepeso, llevar una alimentación rica en sodio y grasas saturadas, beber una cantidad considerable de alcohol, ser diabético, sedentario, fumador o tomar anticonceptivos orales, entre otros.

Bajo esta premisa, ¿cómo podemos bajar la presión arterial alta? Lo más normal es recurrir al consumo de medicamentos -siempre bajo prescripción médica- y cambiar a un estilo de vida cardiosaludable. Esto se traduce en dejar de fumar, aprender a controlar el estrés, hacer ejercicio físico de manera regular, moderar o eliminar el consumo de alcohol y cafeína, reducir el exceso de peso y, por supuesto, seguir una dieta sana y equilibrada.

¿Qué alimentos podemos incluir para bajar la presión arterial alta?

-Limón:

Además de reducir el consumo de sal -que no debe superar los 6 gramos al día-, embutidos, conservas, carnes rojas, dulces con mucho azúcar, vísceras o alimentos ya precocinados, también es importante dar protagonismo a alimentos que ayudan a bajar la presión arterial.

El limón es uno de ellos, debido a su papel como diurético natural que favorece la eliminación de los líquidos retenidos, que muchas veces aumentan la presión arterial. Asimismo, tiene propiedades depurativas y es rico en vitamina C.

-Apio:

Esta verdura también puede considerarse un arma contra la presión arterial alta y es que, según un estudio de la Universidad de Chicago, ayuda a mejorar la circulación sanguínea gracias a un compuesto que relaja los músculos que hay alrededor de las arterias, facilita el flujo sanguíneo y dilata los vasos sanguíneos. Su nombre es ftalida, la responsable de ese sabor y ese aroma tan característicos.

Por otro lado, el apio también puede eliminar el exceso de sodio a través de la orina y disminuir el volumen de sangre que fluye por las arterias.

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-Plátano:

Esta fruta, junto a otros alimentos que también incluyen una gran cantidad de potasio en su composición, debe formar parte de nuestra dieta si sufrimos dicha afección.

El motivo es que este mineral se encarga de regular la eliminación de agua en el riñón, una acción que a su vez reduce la presión arterial. Otros ingredientes ricos en potasio son la albahaca, la soja, las alubias blancas, el salvado de trigo, las almendras, las semillas de lino, los pistachos o las pipas de calabaza, entre otros, según la Base de Datos Española de Composición de Alimentos.

-Cebolla y ajo:

Ambos alimentos forman un tándem inigualable en lo que a presión arterial se refiere. Por un lado, la cebolla favorece la dilatación de los vasos sanguíneos, asegura una buena circulación y, al contener antioxidantes, protege las paredes de las arterias del envejecimiento.

El ajo posee propiedades muy similares, además de purificar la sangre y compartir con el organismo sus propiedades antifúngicas y antibacterianas. Podemos ingerirlos crudos o cocidos para aprovechar todas estas cualidades.

-Legumbres:

Al igual que ocurre con el plátano, las legumbres y otros alimentos ricos en calcio deben formar parte de una dieta contra la presión arterial alta. Esto se debe a que dicho mineral contribuye a mejorar la calidad de las paredes arteriales, haciéndolas más resistentes a la fuerza que ejerce la sangre en cada bombeo.

Como es bien sabido, los lácteos también forman parte de este grupo, así como las sardinas, los huevos, el caviar, las almendras, la soja, las avellanas, la dorada o la rúcula.

-Alcachofas:

Esta verdura no solo posee una gran cantidad de fibra y potasio, también disfruta de unas propiedades diuréticas muy eficaces. Esta combinación la hace perfecta para combatir la presión arterial alta, pues elimina el exceso de líquidos del organismo, mejora la función hepática y, por supuesto, disminuye la presión arterial. Los expertos suelen recomendar tomarla unas tres veces por semana, ya sea guisada, salteada o al horno, para aprovechar todos sus beneficios.

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